Solo los valientes piden ayuda
A veces se nos hace difícil el día a día. En ocasiones es debido a una circunstancia adversa que hemos vivido, en otras simplemente hay algo que no nos deja ser felices, o estar en paz. No solo eso, en ocasiones se repite la misma historia una y otra vez en diferentes circunstancias y con diferentes personas y no somos capaces de ver qué sucede.
En cualquiera de estos casos, y muchos otros, hacer un proceso de autoconocimiento nos puede ayudar a estar más en paz, y sobre llevar mejor aquello que nos sucede. Una parte fundamental de todo proceso de sanación es poder ver aquello que no vemos, comprender qué parte de nosotros está colaborando en que la situación no cambie, incluso a comprender qué parte de nosotros está contribuyendo a que la situación empeore. A esto se le llama hacernos responsables, es decir, coger las riendas de la situación para hacer algo. Tan sólo si hacemos algo distinto podemos obtener resultados distintos, y si no conseguimos estar en paz con algún asunto ¿por qué no pedir ayuda? ¿por qué no dejarnos guiar por alguien?
Lamentablemente estamos acostumbrados a mirarnos sólo cuando estamos en el hoyo más profundo y, obviamente, de ahí, es desde donde más cuesta salir. Sería más fácil que cuando las cosas no van bien pero aún tenemos fuerza para manejarlas acudiéramos a terapia.
Pero aquí llegamos al otro gran impedimento que tenemos para iniciar un proceso de autoconocimiento, la frase “yo no estoy loco”. Yo no me atrevería decir si estamos o no estamos locos, creo que todos somos personas y eso incluye nuestras locuras y nuestras corduras. Lo que sí me atrevo a decir es que iniciar un proceso de crecimiento personal no es algo que hacen los locos, sino algo que hacen los valientes, ya que toda persona que está dispuesta a mirarse a sí misma, que está dispuesta a mirar hacia dentro, y así ver que hay y qué se puede cambiar para vivir una vida más en paz, es un valiente.